Uno de esos días en los que me encontraba en el carro conduciendo por una carretera en mi país le llaman la panorámica, literalmente lo es, en ciertos puntos se puede ver el océano Atlántico y el mar Caribe solo con cruzar la calle. Y no sé si fue por la influencia de lo que andaba escuchando en la radio, gracias a mi Ipod, pero me llegaron muchos pensamientos a la mente. Andaba cristales abajo, mangas enrolladas a 3/4 del tamaño de mi brazo, gafas de sol puestas y reggae, el verdadero no la copia barata que hacen por ahí dos o tres que degrada a la mujer a ser simplemente un objeto sexual, en el carro. Y desaceleré por completo, de quizás unas 35 a 40 millas, bajé a 20 y sin prisa. Fue precisamente en ese momento que comencé a percatarme de las cosas que la naturaleza y la patria nos regala, cosas que muchas veces por andar a la prisa nos perdemos. Sencillas cosas como el cantar de las aves, el movimiento de las nubes, la suave brisa acariciando la piel y pasando por los acentos de la voz, la magnitud que uno siente al estar en un punto donde fácilmente puedes ver las dos costas de una isla como en la que habito y ver los bellos paisajes y contornos que forman las montañas. Comencé a disfrutar aún más el olor a tierra labrada y a yerba recién cortada.
Fue justo en ese viaje, con esa música, que solo para ahondar más en el momento era Preciosa interpretada por Cultura Profética, que me di cuenta de tantas cosas. Me percaté de lo que realmente es ser patriota, de lo que tanto Albizu, Hostos, Betances y otros grandes hablaban en sus tiempos. Patria no es coger la bandera de tu país y llevarla donde sea, patria no es disfrutar de las victorias de tus equipos nacionales, patria no es escuchar a Silvio, a Andrés Jimenez, a Blades, a Fiel a la Vega, a Roy Brown… patria ni siquiera es llevar en tu camisa el rostro del Che o de Albizu. Patria va más allá de eso, patria es disfrutar lo que la misma patria te provee. Pues ella te provee con tantas cosas que a veces dejamos pasar por andar a la prisa o por andar de protesta en protesta. Patria es sentarte y disfrutar de una maravillosa vista, sentir la suave brisa como roza cada uno de los centímetros de tu piel, amar cada aroma y disfrutar cada sonido. Ahí es que nacen los verdaderos patriotas, pues son quienes realmente aman la patria.
En ese momento me percaté que patria es ver un amanecer en la montaña y un atardecer en la playa. Me percaté que patria es amar cada centímetro de esta tierra, que es trabajar por ella y vivir sin pensar en luchas mundanas. Total, solo el recuerdo es lo que se lleva uno de esta tierra. Muchos he visto que dicen ser patriotas e independentistas en mi tierra, pero viven unas vidas tan alejadas de lo que es la tierra realmente, de lo que es ver un paisaje y disfrutarlo, un sonido y amarlo… están tan enajenados en sus pequeños mundos que creen que simplemente por pararte frente a un portón con la bandera de Puerto Rico y gritar a viva voz tus derechos… estás haciendo patria y están equivocados. Si bien se dijo en un tiempo que para hacer patria, había que hacer una revolución… en esos tiempos quienes podían hacer esa revolución vivían de esta tierra, dependían de ella y del olor a tierra labrada para subsistir. Disfrutaban cada segundo de lo que la patria le brindaba, olores, colores, sonidos… todo. Hoy, si no amamos, mejor no luchemos. Pues es mejor callar en esas instancias que gritar a cuatro vientos lo que no se aprecia.
Si Rubén me preguntara hoy… que es patria… el significado de esa palabra… le respondería, tal y como él respondió esa pregunta… “Patria, son tantas cosas bellas”. Pues a la patria no la define el que suprime al pueblo de ninguna parte. Ni del propio pueblo, ni del gobierno, ni de la religión. Patria es un sentimiento, patria es sentirte parte de algo. Eso es patria y me tomó tiempo descubrirlo pero lo sé. Y sé que tengo un paso al frente de muchos que se cantan a sí mismos patriotas o independentistas de pura cepa. Y sigo aquí con mi quenepa, sentado en la terraza de mi casa, mirando haber que pasa… disfrutando de lo que es patria y viviendo sin prisa, pero sin pausa.
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