El
Clásico Mundial de Béisbol que inició hace una semana y culmina dentro de unos
días, ha demostrado ser uno repleto de sorpresas. Desde equipos que
clasificaron sin que nadie se lo esperara hasta gigantes que fueron doblegados.
Sin lugar a dudas este torneo ha puesto en vitrina un estilo de béisbol que
estamos muy poco acostumbrados a ver. Aun así, la felicidad no es completa,
puesto que el torneo también ha sido objeto de múltiples críticas, que van
desde las propias reglas del torneo hasta la validez del mismo.
Las críticas a las
reglas eran de esperarse, tratándose primeramente de un torneo que levanta
pasiones y segundo de un torneo cuyas reglas no están del todo claras para los
espectadores. Las polémicas han sido muchas y la mayoría han sido por jugadas
de apreciación o por apreciación de las reglas mismas.
La primera de estas
instancias se dio durante el juego entre Colombia y República Dominicana. Un
duelo, a todas luces, entre David y Goliat. Colombia, el David en este caso, le
había hecho tremendo juego a la potente novena Dominicana. En la parte baja de
la novena, con el juego empatado a 3, hombre en tercera y un out, Colombia
logra un elevado que José Bautista atrapa sin muchos percances, entonces el
corredor de Colombia se lanza hacia el plato para anotar la carrera que le
hubiera dado la victoria, pero es bloqueado por el receptor Wellington
Castillo, quién le propina el out para cerrar la entrada.
La polémica en esa
jugada fue el bloqueo de Castillo. Ya que aparenta violar la regla 7.13 del
reglamento de MLB, reglamento que se utiliza en el WBC en conjunto con el de la
Federación Internacional de Beisbol. Es aquí donde surge la confusión. Pues en
el reglamento de la FIB, no existe la regla 7.13, también llamada la “relga
Posey” en referencia a que fue creada luego de una colisión en el plato en la
que el receptor Buster Posey salió severamente lastimado. Por tanto, por el
reglamento de la FIB, Castillo no estaba haciendo nada ilegal, pero según el
reglamento de MLB, si. Ya que esta regla dice que el receptor no puede bloquear
el paso del corredor en ningún momento, a menos que tenga posesión de la
pelota, cosa que Castillo no tenía al momento de inicar la acción de bloquear.
Por lo que el árbitro debió declarar al corredor Colombiano quieto, terminando
así el juego.
Esto no sucedió, fuera
por interpretación de la regla o fuera por desconocimiento, no se sabe a
ciencia cierta. Lo cierto es que la regla no fue aplicada en la situación
provocando entradas extras y el eventual triunfo de la República Dominicana en
una onceava entrada en la que muchos fanáticos, de ambas novenas y de otras,
quedaron con un mal sabor de boca.
La otra instancia de
descontento con las reglas ha sido con la regla de colocar corredor en primera
y segunda al inicio de la entrada once. Esto para aligerar el juego y para
proteger a los lanzadores de ambos equipos. A los puristas del deporte, e
incluso a muchos fanáticos casuales, esta regla les parece absurda ya que quita
mucho de lo que hace genial al juego. Y, en la opinión de muchos, incluyendo la
mía, lo convierte en un chiste. Pero entiendo el porqué de esta regla y aunque
no me agrada, puedo vivir con ella.
La siguiente
controversia surge tan reciente como anoche. Cuando un fanático interfiere, no
una, sino dos veces con el partido atrapando una pelota que estaba en juego.
Esta polémica le dio a la República Dominicana su única carrera frente a Puerto
Rico y le robó a Puerto Rico un posible triple. Expliquemos la interferencia.
Cuando la pelota está en el aire, ningún fanático puede extender sus brazos
para atraparla, a menos que ya haya rebasado la verja, de lo contrario
cualquier jugador puede llegarle y atraparla o mantener la bola viva. Este
fanático en ambas ocasiones extendió sus brazos hacia el terreno atrapando con
éxito la pelota en ambas ocasiones. En un juego regular de MLB a este fanático
lo hubiesen removido del juego, ejemplo el ya infame Bartman con los Cubs en
2003, pero, no fue así.
La otra instancia de
controversia con las reglas surge fuera del terreno de juego. Cuando hay un
triple empate en cualquiera de los cuadrangulares donde se están jugando, hay
una fórmula para crear el desempate y ver quiénes jugarían por la posición. En
el caso particular del que hablo, México, Venezuela e Italia empataron 1-2 en
su grupo; que lo ganó Puerto Rico con récord de 3-0. La forma de eliminar a uno
de estos tres equipos y ver quienes juegan el juego de desempate fue lo que
causó la controversia. Según el reglamento, para el caso de un triple empate en
1-2, se utiliza la fórmula de CARRERAS EN CONTRA dividido entre ENTRADAS
JUGADAS. Utilizo las mayúsculas porque esto será importante para no
confundirnos. Cabe recalcar que las carreras que anotara Puerto Rico frente a
estos equipos no cuentan, solo las carreras que se anotaron entre ellos. En ese
caso, haciendo la fórmula matemática, Italia tenía la ventaja en el desempate
con un promedio de CARRERAS/ENTRADAS JUGADAS de 0.68, le seguía México con
promedio de 1.06 y finalmente Venezuela hubiera quedado eliminada con promedio
de 1.11. Dije que había utilizado las mayúsculas porque serían importantes, el
juego de desempate lo jugaron Venezuela e Italia, dejando a México eliminado.
Todo porque interpretaron mal la regla, pues no contaron la novena entrada de
México contra Italia como una entrada completa, por tanto la división de México
no fue en 18 entradas, fue entre 17, lo cual le daba un total de 1.12, dando
así a Venezuela como el segundo equipo a jugar el desempate. Juego que
eventualmente ganaron para pasar a segunda ronda junto con Puerto Rico.
Controversias con el
reglamento aparte, el WBC también ha tenido sus detractores desde sus inicios.
Muchos fanáticos y analistas estadounidenses lo ven como una pérdida de tiempo.
Primeramente por la posibilidad de lesiones serias a los jugadores de los
equipos de MLB que puedan descarrilar a “sus equipos” y segundo porque lo ven
como una afrenta a la “integridad” del deporte. Esta es la razón principal por
la que escribo esto.
Mucho se ha hablado
recientemente de la “integridad” del deporte, en específico en MLB. Los
constantes bat flips y demostraciones
de pasión derramadas en el terreno de juego, molestan a muchos fanáticos
tradicionales, en especial si estas muestras de flair vienen de jugadores latinos. Dicen que están dañando el juego
y que le están dando un mal ejemplo a los niños. Se ha repetido esto tanto que
jugadores como Javier Báez son vistos como “indisciplinados” por los mismos
puertorriqueños. Pero, esa “indisciplina” es algo que al béisbol le hace falta.
Escribía Ken Rosenthal
en estos días sobre lo que le faltaba al béisbol organizado, en comparación con
lo que sucede en el WBC. Hablaba de cómo los jugadores principales de las
diversas naciones no titubeaban en formar parte del equipo patrio, y que
incluso se peleaban por los espacios, conocido es el caso de José Reyes con
Dominicana este año, que con tal de ser parte del equipo estaba dispuesto a ser
el que cargaba las toallas o el carga bates. Él decía que dicha pasión por
llevar la camiseta de su país no se veía entre las estrellas de los Estados
Unidos. Y aunque el equipo de Estados Unidos está repleto de estrellas, es
cierto que pudo haber sido uno mucho más intimidante. Faltan las caras
indiscutibles del deporte en esa nación, Kris Bryant, Bryce Harper, Mike Trout,
Clayton Kershaw entre otros. Jugadores que por X o Y razón decidieron no
participar del WBC, muchos entienden que su organización en MLB toma
precedencia y eso es entendible, después de todo, son profesionales y tienen un
contrato con el que cumplir.
Aún así abundaba
Rosenthal que en MLB, Estados Unidos, tiene muchas estrellas, pero muy pocas Súper-Estrellas.
Comparaba la situación del equipo de Béisbol con la del equipo de Baloncesto.
Decía que realmente dudaba que un LeBron James fuera un nombre tan grande como
lo es a nivel global, si no hubiese sido por haber integrado el equipo de
Estados Unidos. Incluso debatía que el baloncesto no hubiese ganado tanta
aceptación a nivel internacional de no haber sido por el Dream Team en el 92 y
el constante influjo de jugadores de la NBA en el equipo nacional. Comentaba
que jugadores como Harper y Trout, que van a comandar casi 400 millones cuando
sea momento de renovar contrato o firmar con algún otro equipo, no van a ser
jugadores tan grandes como un LeBron, un Curry, un Kobe, un Jordan; porque se
limitaron a jugar en su liga, no salieron a demostrar que son los mejores a
nivel internacional. Y estoy de acuerdo.
Todo esto va atado a
esos “indisciplinados” que hacen lo que su corazón les dicta. Los grandes
jugadores de fútbol desparraman su pasión por el juego en cada gol, los de
baloncesto en cada gran jugada o canasto hacen lo propio, incluso en el
football americano vemos como hasta bailan salsa luego de cada touchdown. Pero pretenden
que el béisbol crezca siendo autómata. Sin pasión, sin desbordarse por su país.
Por esta razón aprecio la gesta de Colombia en este clásico, perdieron, a mi
entender, de manera injusta, pero lo dejaron todo en el terreno y sé que su
gesta ayudará a que el deporte crezca en un país donde el fútbol es rey y señor
absoluto. Lo mismo podemos decir de Italia, un país en el que sé que la mayoría
ni sabíamos que tienen su propia liga profesional. Y qué decir de Israel.
Al final, el WBC tiene
sus fallas, son muchas, y, a veces, enormes. Pero logra algo que MLB, como organismo,
por sí sólo no va a lograr… expande el juego. Por minúscula que sea la expansión,
por irrelevante que le parezca a la mayoría de los estadounidenses o aquellos
que no siguen el deporte y/o sean puristas, por peligroso que sea el jugar
juegos con tanta intensidad tan temprano en el año, el deporte se expande. Eso,
mis queridos lectores, eso debe ser lo más importante.

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