lunes, 23 de mayo de 2011

"Never say no to a redhead"

No he vivido tanto como otras personas para creerme un erudito en cosas del amor. Tampoco soy una eminencia en cosas del corazón, ese trabajo se lo dejo a los poetas como Neruda y a los idealistas como Bécquer. Pero siempre he sido un consejero, en palabras de mis amigos, un buen consejero. Pues sin importar cuán lejos esté ese amigo, siempre escucho su versión de los hechos y doy un consejo sobre lo que debería hacer en el caso de que todo lo que me ha dicho sea tal y como lo ha dicho.
Muchas veces estos consejos que les doy les funcionan a la perfección y terminan estando con la chica de sus sueños, aunque luego los intento yo y nada me sale como debería. Pero en todos los casos ha sido así, excepto en uno. Un solo caso no ha sido igual que los demás. Este amigo estaba perdidamente enamorado de una chica de nuestra escuela, una chica que tal y como él había llegado “nueva” a la escuela que estábamos, solo que unos años antes que él. Rápidamente él y yo entablamos amistad y un año después me contó lo perdidamente enamorado que estaba de esa chica.
La chica, atlética, de estatura razonable, de unos ojos hermosos y pelirroja… sí, esas mismas que un dicho en inglés reza que no se le debe decir que no. Entiendo al chico, obviamente no había forma que evitara tal belleza. Me pide ayuda sobre que debía hacer le dije que fuera sincero, que dijera lo que sentía y que tratara de ser quien es en todo momento (si solo eso a mí me funcionara tal y como está supuesto a hacerlo). La cuestión es que el chico lo hace y la chica acepta ser su novia. El chico emocionado me llama y me da las gracias pues lo que le dije le funcionó, realmente fui como el propio Hitch de la película, solo le di confianza para hablar con la chica.
Pero al día siguiente la chica lo llama y le dice que fue apresurada en tomar la decisión y que en realidad no quería ser mala con él pero que no quería ser su novia. Esto fue antes del quinceañero de otra compañera de clases. El día del quinceañero el chico me dice todo lo que sucedió con lujo de detalles y no puedo hacer más que escucharlo una vez más.
Luego de eso pasaron varios años y ahora estamos en la Universidad ambos. Seguimos siendo buenos amigos, seguimos hablando frecuentemente y compartiendo como los amigos que somos. Él sigue siendo básicamente el que me escucha muchas estupideces y yo sigo siendo su consejero. Pero durante una charla de esas que tienen los amigos con una cerveza en la mano me confesó que aún seguía enamorado de la chica. Le dije que lo entendía, pues siendo franco yo aún no olvido a la chica de la cual estuve enamorado por muchos años, solo que ya la dejé en el pasado y básicamente por mí, puede podrirse en el décimo infierno de Dante sin ningún problema.
El chico luego de dar un sorbo a su cerveza me dice… Al Diablo…. Me confiesa que aunque está enamorado de la chica no está dispuesto a permitir que una chica que le hizo tanto daño en el pasado y que en un pasado lo creyó un idiota siga controlando su vida. Me confesó a su vez que la chica había comenzado a buscarlo pues estudiaban en la misma Universidad, yo fui el único que se rebeló y se fue a estudiar a una universidad diferente. Pero que contrario a lo que decía el dicho Tendría que decirle que NO a una pelirroja. Y entre tragos y cerveza maldijimos al amor y a los demonios que trae consigo… y con un trago y un salud cerramos la conversación esperando que algún día poder decir “Hermano… quisiera que seas el padrino de mi boda”…. Y nuevamente un adiós con sabor a “hasta luego” cierra el trato.

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