viernes, 22 de febrero de 2013

"Ya no existen detalles" (el por qué de querer ser Panda)


Nací en una época donde ser como soy es sinónimo de ser un buen amigo. Dios al parecer decidió hacerme una mala jugada y me hizo bajito, en familia modesta (cariñosa y todo, quizás la mejor familia del mundo.... pero no puede competir en términos económicos, pues en el resto le llevan de ventaja la clásica milla, contra esas que le regalan a sus hijos Scion FR-S a la semana de salir o que dejan que sus hijos vayan a la universidad en BMW) y para rematar me hizo ultra-romántico. Digo esto porque la realidad del asunto es que por más que las mujeres repitan, se den en el pecho, se tiren desde cuartos pisos, se muerdan y se arranquen los pelos… al preguntarse ¿Dónde hay hombres diferentes? O la peor llegar a decir “Que todos los hombres son iguales”… cuando aparece ese diferente, ese desastre, como menciona Tony Croatto en su canción “Mujer de 26 años” al final terminan con los mismos pendejos de siempre.



Hasta hay canciones de reggaetón que tratan de ese tema. 



Es hasta posible que esto lo hagan como una especie de prueba satánica en la que dicen una cosa y en realidad quieren otra, pero no sé. Creo que necesito un gurú que me explique y me saque de este abismo. Para hacer la historia y comprendan por qué deseo ser un oso Panda (aquellos que me siguen en twitter y me conocen ya deben estar hastiados de eso). La razón es sencilla, todo comenzó con un trago (para variar). Un trago que me di con una amiga uno de esos días en los que te dicen: “baja para que me acompañes”. Y esta chica aparece de la nada y se sienta a nuestro lado (“SUCCESS”). Al fin y al cabo, la chica termina hablando con la amiga mía, que es una “aprontá” y para completar anda en los caminos del bi-sexualismo (con mayores tendencias al lesbianismo). La chica me dejó pegado a su mirada y a la inteligencia que mostraba al hablar, so que decidí darle un “add” en esa maravillosa red llamada Facebook.

No la vi por varias semanas y hasta me olvidé del “add” que le había dado en la red. Fue entonces cuando un 12 de febrero lo chequeo y me percato que me ha añadido la chica. Por segundos sentí que el corazón bombeaba y que por fin algo podía pasarle bueno a este corazón idiota. En fin, mi celebración duró hasta el 14, mientras hablábamos, ese día me confabulé con varios profesores para llevar una idea loca y propia de mis ideales románticos a su pleno cumplimiento. La chica recibió una tarjeta, no firmada con mi nombre si no con mi seudónimo. Me escribe preguntando si fui yo y supe por buenas fuentes (la profesora que le entregó la carta) que ella quedó encantada (Por fin mi ultra-romanticismo y ultra-sentimentalismo daban frutos). Esa noche me arriesgué a hacer algo que nunca había hecho, ya que mi hermana pensaba celebrar su cumpleaños y la chica iba a estar por “celebrar” el 14 de febrero, pues decidí pagarle todo lo que consumiera (es un gran salto considerando que por lo general yo ni eso me atrevo a hacer). Pero en fin, la cosa es que solo cruzamos miradas, porque esa amiga “aprontá” decidió que ayudarme a mí con la chica era muy complicado y que mejor se la quedaba para ella.

En fin, el 15 y el 16 fueron días emocionalmente críticos, en los que comencé  desear ser un oso Panda, para solo preocuparme por comer bambú, rascarme la panza y dormir. Olvidarme por completo de que mi corazón es un idiota y se enamora de la primera chica que muestre algún interés o se muestre interesante. Pero como sé que es posible que eso solo ocurra cuando reencarne, pues por el momento decido seguir los pasos del profesor Mucher y creo que odiaré al género perverso y ambivalente ese llamado “femenino”. O quizás no, porque eso sería demasiado para mí, sería más difícil que saber que cerraste Facebook y querer chatear. Pero si creo que me cerraré una vez más. Haré como los salseros de la mata del Gran Combo y diré  “YO NO MENDIGO AMOR….” 



Seguiré siendo el mismo tonto que siempre he sido, el mismo idiota y ese muchacho que es capaz de hacer llegar un verso en una tarjeta a alguien o escribir uno en una silla para esos efectos. Aunque Dios se haya burlado de mí en hacerme como me hizo su razón tendrá… quien sabe, quizás me espera la mujer de mis sueños en la pantalla grande…. (Emma Watson, sabes que te estoy observando a ti)…. Bueno hasta la próxima decepción amorosa o el próximo desahogo (quizás la semana próxima).

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