A ti
golondrina:
Buenos
días, buenas tardes, buenas noches, dependiendo del momento en que leas esto
que te escribo. Hoy, como tantos otros he pensado en ti, me ha sorprendido la
luz del sol pensándote, observándote en mis sueños y queriendo que seas parte
de mí despertar. Puedo decir sin temor a equivocarme, que cada día que pasa es
un día en el que más cerca te siento de mi persona, de mi memoria y mi creer.
Te has vuelto en esa religión en la que creo con total y completa fe, sabiendo,
que por tanto, puedes fallar. Pero aun sabiendo que no te tengo en lo tangible,
creo en ti como religión, en ti como poesía viva que se mueve, gira, grita,
habla y me observa desde la distancia.
Quizás no
sepas mi nombre y muy probablemente no conozca el tuyo, pero si hay algo en lo
que estoy claro es que quisiera ser una de esas aves que se posan en tu pensar.
Una de esas aves que pueden convertirse en razones para adornar tu piel y
revolotear en tus ideas. Deseo que una mañana despiertes tal y como yo, con el
día sorprendiendo tu sueño con mi persona, abrazando tu sábana como si me
abrazaras a mí, observando mi rostro en el espejo y suspirando por un verso que
es tuyo y que aun no he logrado escribir.
Tranquila,
no hay prisa, lo importante es que tu mirada y la mía se han cruzado ya. Tú has
visto mi pensar, me has leído y por tanto estoy en ti. Quizás no de la manera
en que están tantos otros que por tu vida han de haber pasado, quizás no tan
profundo como aquel ser amado, pero estoy ahí, latente, esperando el momento para
seguir expandiendo mi dominio sobre tu amor. Esperando el momento indicado para
hacer explotar tu libido desenfrenado y hacerte desear estar a mi lado, desear
mis palabras, desear mi presencia en tus mañanas.
Déjame
conocerte, déjame quedarme en ti, porque mis ojos se clavaron en tu persona y
ya no puedo salir de aquí. Permíteme el placer de escuchar tu pensamiento, de
diferir de tus ideas, de crecer como persona a tu lado. Dame la oportunidad de
conversar, de reírme de tus comentarios, de que te rías de los míos, de viajar
hacia un mundo lejano tomados de la mano y saltar al vacío sin saber dónde
hemos de caer, pero teniendo la certeza de que caeremos juntos. Quizás me leas
y estas palabras se vayan junto al polvo que limpias de esa mesa de noche donde
tienes aquellas pertenencias que atesoras más. Muy probablemente mis palabras
se te olviden tan pronto te llegue un mensaje de ese que tanto deseas. Pero
solo te diré, que con haberme leído mi táctica está en marcha y pronto, muy
pronto, llegará ese día en el que no sabré como ni con qué pretexto, pero me
vas a necesitar a tu lado y el sol nos sorprenderá abrazados.
Desde mi
rincón predilecto
Lance
No hay comentarios:
Publicar un comentario