sábado, 21 de septiembre de 2013

Misiva

A ti golondrina:

Buenos días, buenas tardes, buenas noches, dependiendo del momento en que leas esto que te escribo. Hoy, como tantos otros he pensado en ti, me ha sorprendido la luz del sol pensándote, observándote en mis sueños y queriendo que seas parte de mí despertar. Puedo decir sin temor a equivocarme, que cada día que pasa es un día en el que más cerca te siento de mi persona, de mi memoria y mi creer. Te has vuelto en esa religión en la que creo con total y completa fe, sabiendo, que por tanto, puedes fallar. Pero aun sabiendo que no te tengo en lo tangible, creo en ti como religión, en ti como poesía viva que se mueve, gira, grita, habla y me observa desde la distancia.

Quizás no sepas mi nombre y muy probablemente no conozca el tuyo, pero si hay algo en lo que estoy claro es que quisiera ser una de esas aves que se posan en tu pensar. Una de esas aves que pueden convertirse en razones para adornar tu piel y revolotear en tus ideas. Deseo que una mañana despiertes tal y como yo, con el día sorprendiendo tu sueño con mi persona, abrazando tu sábana como si me abrazaras a mí, observando mi rostro en el espejo y suspirando por un verso que es tuyo y que aun no he logrado escribir.
Tranquila, no hay prisa, lo importante es que tu mirada y la mía se han cruzado ya. Tú has visto mi pensar, me has leído y por tanto estoy en ti. Quizás no de la manera en que están tantos otros que por tu vida han de haber pasado, quizás no tan profundo como aquel ser amado, pero estoy ahí, latente, esperando el momento para seguir expandiendo mi dominio sobre tu amor. Esperando el momento indicado para hacer explotar tu libido desenfrenado y hacerte desear estar a mi lado, desear mis palabras, desear mi presencia en tus mañanas.

Déjame conocerte, déjame quedarme en ti, porque mis ojos se clavaron en tu persona y ya no puedo salir de aquí. Permíteme el placer de escuchar tu pensamiento, de diferir de tus ideas, de crecer como persona a tu lado. Dame la oportunidad de conversar, de reírme de tus comentarios, de que te rías de los míos, de viajar hacia un mundo lejano tomados de la mano y saltar al vacío sin saber dónde hemos de caer, pero teniendo la certeza de que caeremos juntos. Quizás me leas y estas palabras se vayan junto al polvo que limpias de esa mesa de noche donde tienes aquellas pertenencias que atesoras más. Muy probablemente mis palabras se te olviden tan pronto te llegue un mensaje de ese que tanto deseas. Pero solo te diré, que con haberme leído mi táctica está en marcha y pronto, muy pronto, llegará ese día en el que no sabré como ni con qué pretexto, pero me vas a necesitar a tu lado y el sol nos sorprenderá abrazados.

Desde mi rincón predilecto

Lance

No hay comentarios:

Publicar un comentario